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sábado, 27 de marzo de 2010

Dan Gilbert y la busqueda de la felicidad

Dan Gilbert (autor del libro Stumbling on Happiness, NY Times Bestseller) considera que en nuestra intensa y eterna búsqueda de la felicidad, la mayoría de nosotros tenemos mal el mapa.

De la misma forma que las ilusiones ópticas engañan a nuestros ojos –y a los de todos los demás de la misma manera- Dan Gilbert argumenta que nuestro cerebro juzga sistemáticamente mal lo que nos hará felices y que esta en nosotros DECIDIR ser felices.

Es Profesor del Departamento de Psicologia de Harvard y su trabajo esta basado en resultados de investigaciones clínicas en el área de la psicología y neurociencia pero sobretodo, es super divertido!

Asi que a tomarse 20 minutos para aprender un poco como funcionan nuestros cerebros, mientras nos reimos...

[Para ver el video con subtítulos en Español, hagan click donde dice “View Subtitles” y busquen “Spanish”]

Si les gustó este video, hay otro llamado “Dan Gilbert on our Mistaken Expectations” (No tiene subtítulos en Español, pero pueden ponerlos en Ingles) que es muy muy interesante y habla de cómo estimamos mal las probabilidades de que algo suceda y esto nos aleja de la felicidad y de tomar las decisiones correctas.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Actuar a pesar del miedo

Luego de unos meses difíciles, volví a casa para Navidad dispuesta a recargar energías y consolidar un cambio … Chateando con una amiga, dije en broma “Ojo que cuando me veas quizás soy rubia!” y ella me contesto “No! Pelirroja!” y así empezó todo…

Hay personas que cambian su aspecto (color, corte, tatuajes, ropa) constantemente y sin importarles el “qué dirán”… Cómo las envidio! Toda mi vida estuve ATERRADA de hacer un cambio en mi look y mucho más de algo tan “radical” como cortarme o cambiarme el color de pelo…

Así que siguiendo mi consigna de los últimos años de soltar en vez de paralizarme cuando algo me aterra (ver articulos "Perdiendo el control..." y "Aprendiendo a fluir... y a navegar"), decidí que este era el momento ideal para probar (no es algo tan “radical” después de todo y de última, podía volverlo a mi color al mes antes de volver a Boston). Sin embargo, una vez tomada la decisión, seguía pidiendo opinión (o validación?) a toda persona que se me cruzaba por delante. Aparecer un día pelirroja era definitivamente un cambio del que todos se iban a dar cuenta y todos iban a tener una opinión y esa opinión, me aterraba. Pero por otro lado, justamente hacer un cambio que se notara era lo que yo quería y si yo me sentía bien, por qué habría de darle tanta importancia a lo que otros opinaban? Me empecé a preguntar que era a lo que realmente le tenía miedo. Y me di cuenta que era algo muy muy básico: “Si a alguien no le gusta, me va a dejar de valorar y hasta de querer!” Por más tonto que suene, la necesidad de agradar a todo el mundo era lo que me frenaba.

Una vez identificado mi miedo, decidí que no tenía sentido y que foto-3debía seguir para adelante… Lo que no significa que el pánico se fuera! Un mes después, cuando tuve que volver a hacerlo, volvió todo de nuevo y decidí volver a hacerlo y quedo más claro (por lo que todo el mundo podía volver a decidir si le gustaba o no!). Hoy que tuve que hacerlo por 3ra vez, también… El pánico de que a la gente no le gustara o “me gustaba más el anterior” sigue ahí… Pero por suerte, cada vez mas chiquito…

Otto Scharmer habla de construir prototipos de lo que queremos lograr (ver artículo "Abrazos gratis en MIT") : algo chiquito que nos permita salir del estancamiento y empezar a actuar para que poder ir modificando sobre la marcha… Nunca vamos a tener toda la información para actuar con total certeza así que dado que vas a cometer errores, mejor que sean temprano y pequeños! Este cambio de look para mí fue eso: un prototipo de la nueva persona que quiero ser y una forma concreta y constante de enfrentarme a mi mayor miedo: que me dejen de querer.

No aprendemos en abstracto. Necesitamos involucrar nuestros cuerpos. Hoy, hay algo que tú puedas hacer para enfrentar tu mayor miedo? Algo chiquito, en un ambiente controlado que te sirva de primer paso…

  • Si te paraliza ser vulnerable, de qué manera puedes exponerte un poquito?
  • Si te paraliza la inseguridad, hay alguna forma de salir un poco de tu zona de confort?
  • Si te paraliza el compromiso, hay algún pequeño compromiso que puedas tomar como primer paso?
  • Si te paraliza la pérdida de control, de qué manera puedes dejar de controlar algo?
  • Si te paraliza equivocarte, de qué manera puedes tomar un pequeño riesgo?

lunes, 8 de marzo de 2010

Feliz dia Internacional de la Mujer!

En nuestro dia, queria felicitar a todas las mujeres y muy especialmente a aquellas maravillosas mujeres de mi vida: mi mama, mi abuela, mis tias y mis amigas que hacen que cada dia sea mas brillante!!!

LAS QUIEROOOOO!!!!!!!!!!!

Elogio a la mujer brava - por Héctor Abad

Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.
A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.
Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.
Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas.. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.

Vamos hombres, por esas mujeres bravas!!!!!!!!!!

lunes, 1 de marzo de 2010

Puedo estar equivocado

El articulo "Puedo estar equivocado" de Michael Berg (que transcribo abajo), me recordo cuan importante es estar conciente de uno mismo. Otto Scharmer se refiere al "punto ciego del liderazgo": sabemos como actuamos, pero sabemos por que y desde donde?

Este es un tema que esta constantemente en mi vida: asumir primero que hay algo que yo no estoy viendo, ponerme en el lugar del otro, entender sus razones, no juzgar (un lindo articulo al respecto: Juzgar y ser juzgados de mi querida amiga Maricela). Cada uno de nosotros tenemos diferentes habilidades y cosas que aprender y ensenar en esta vida y eso nos hace unicos y maravillosos. Asi que prestemos atencion a nuestro punto ciego, a que es lo que tenemos que aprender y seamos compasivos con los demas que tambien tienen sus propios aprendizajes pendientes.

Puedo estar equivocado

Con frecuencia cometemos errores cuando estamos equivocados, pero los errores más graves son cuando estamos seguros de que estamos en lo correcto. Es desafortunado, pero cierto, que muchas amistades y familias están despedazadas sin necesidad debido a que una persona está segura de estar en lo correcto. A menudo esa persona somos nosotros.

(...)

Algunas veces sentimos, equivocadamente, que mientras pensemos que nuestra motivación para hablar y oponernos a otra persona sea correcta y sólo entonces “dejar que las piezas caigan en su lugar, haré lo correcto…” Parece una postura tan propia y correcta. Pero lo que debemos aprender es que a menudo estamos completamente ciegos ante nuestras verdaderas motivaciones. Podemos pensar honesta y sinceramente que nuestras motivaciones son puras y justas pero, en verdad, en algún lugar profundo en nuestros corazones, lo que nos empuja a generar separación y hablar mal de otra persona es un sentimiento negativo que ignoramos por completo.

Los kabbalistas nos enseñan que estamos ciegos; la única diferencia es que algunos de nosotros lo sabemos y otros no. Ellos usan la parábola de dos hombres ciegos, uno sabe que está ciego y el otro de alguna manera cree que puede ver. El primero camina con cautela, siempre sintiendo con cuidado el camino antes de dar su siguiente paso. Pero el otro hombre siempre camina rápidamente  y con seguridad, cayendo en pozos, chocando con toda clase de objetos y culpando a las cosas externas de hacerle daño.

Nunca, ni una sola vez piensa que puede estar ciego y que por lo tanto debería ser más cuidadoso mientras camina por la vida. De la misma manera estamos ciegos de una u otra forma. La única diferencia entre una persona que será capaz de crear una vida llena de plenitud y sentir menos dolor, y una persona que seguirá por el camino del dolor, es que la persona que sabe que está ciega será cuidadosa con sus acciones.

Si estamos ciegos a nuestra ceguera entonces nos abriremos paso por la vida lastimándonos, cayéndonos y culpando siempre a otros por nuestro dolor.

La lección mas importante es siempre decirnos: “Puedo estar equivocado”.

“Sé que ese individuo irritante está completamente equivocado, y debería arremeter contra él… pero puedo estar equivocado”.

“Sé que ese miembro de mi familia se merece un castigo por lo que me hizo… pero puedo estar equivocado”.

“Sé que mi amigo actuó de una manera terrible en mi contra… pero puedo estar equivocado”.

Por lo tanto, no actuaremos basándonos en estas cosas que creemos que son la verdad, porque es posible que nuestra verdadera motivación no sea tan pura, y quizá eso es lo que nos está empujando a actuar con enojo, y la separación proviene de un lugar de egoísmo. (...)

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